La política kirchnerista de preservación del empleo interno fue una decisión clave para mantener e impulsar el modelo de país en los últimos diez años, incluso durante duras crisis internacionales que, en otros contextos históricos, habían desintegrado el nivel de empleo en la Argentina.
Por Artemio López para Télam
En los inicios de la actual crisis financiera internacional, los Ministros del Trabajo de los países miembros del MERCOSUR suscribieron, en el marco de la 98° Conferencia Internacional del Trabajo de la OIT, una Declaración en la cual planteaban la necesidad de enfrentar la crisis con medidas que tengan como objetivo fundamental la preservación de los empleos.
La preocupación de la OIT no era exagerada, si se consideraban los antecedentes de lo acontecido en la región la década anterior donde el empleo local resultaba muy vulnerable ante la crisis externa.
En el caso argentino, el compromiso frente a la OIT fue satisfecho con creces.
[blockquote style=»1″]La preservación del empleo doméstico frente a las crisis internacionales resultó uno de los atributos centrales del modelo nacional iniciado en mayo del año 2003.[/blockquote]
En efecto, además del récord de crecimiento económico de 7,5% promedio anual en la década kirchnerista y el millonario crecimiento en el número de puestos de trabajo que supuso, la preservación del empleo doméstico frente a las crisis internacionales resultó uno de los atributos centrales del modelo nacional iniciado en mayo del año 2003.
Un breve análisis comparado de la evolución del desempleo en las dos últimas dos crisis internacionales con impacto en nuestro país nos releva de mayores comentarios.
Evolución del desempleo doméstico frente a las crisis externas
Durante los años 90, cuando el neoliberalismo modelaba el proyecto socioeconómico nacional, el empleo doméstico resultaba extremadamente vulnerable a las crisis externas.
Así, como se observa en el gráfico, durante la denominada crisis del Tequila -muy pequeña comparada con la actual en términos relativos- durante su corto despliegue entre los años 1994 y 1996, la desocupación abierta pasó de 10,7% al 18,4% en un año, para instalarse en 17,3% en la salida de la crisis durante el año 1996. Más de un millón de puestos de trabajo perdidos en solo doce meses, sin recuperación al cabo del tercer año de iniciada la crisis.
Por el contrario, un año después de la caída del banco Lehman Brothers, en el inicio del despliegue de la actual mega crisis financiera internacional, en septiembre del año 2009 el desempleo local se ubicaba en el 8,8% de la PEA. A diferencia de lo acontecido durante la década perdida de hegemonía neoliberal, el gráfico muestra la performance del empleo doméstico en el curso de la crisis internacional en su peor lapso.
La tasa de desocupación abierta siguió descendiendo hasta alcanzar el 6,9%, su mínimo histórico desde el año 1992. Como se observa de manera concluyente, también en materia de protección del empleo local frente a las crisis internacionales, la iniciada en mayo de 2003 resulta una década ganada.